lunes, 14 de diciembre de 2015

No nací para Gerente

Foto elaboración propia (Argentina, Centro Cultural Kirchner, 2015)
Instalación Cine


En primera instancia, es bueno aclarar que la afirmación del titulo no es taxativa, por lo que están invitados a visitar mi perfil en Linkedin.

Usualmente, la experiencia ubicada en la base de la estructura piramidal clásica de una compañía, no es valorizada apropiadamente por los niveles jerárquicos superiores, generando una perdida de capital intelectual que impide la detección de oportunidades de mejora en las actividades que conforman la cadena de valor.

La observación de este fenómeno en algunas organizaciones me lleva a pensar que el origen de la información que alimenta los procesos se ve obstruido. Parte de la solución esta en que los trabajadores puedan desarrollarse en la organización, pero no es suficiente, ya que el ego y los temores comienzan a tomar posiciones entre ellos con facilidad. Una baja rotación de personas puede implicar una buena administración de personal, pero si reducimos nuestra gestión a un indicador aislado, podríamos no visualizar estructuras informales de poder inicuas, propendiendo al feudalismo y la incubación de cajas negras que con el tiempo forjaran una relación de dependencia, convirtiendo la empresa y sus trabajadores en prisioneros unos de otros.

Lo anterior transforma la trayectoria laboral en una historia de supervivencia, y el “know how” en la “búsqueda del arca perdida” de Indiana Jones, impidiendo la innovación y desarrollo, lo que finalmente puede traducirse en estancamiento y frustración que propiciara un ambiente que acentúe ciertas características en la personalidad de los empleados, modelando personajes entre los que se destacan los siguientes:

  • Dioses (as): Circunscritos al directorio, pero también pueden incluir al gerente general, comercial y finanzas. Estos tienen una resistencia inaudita a la crítica proveniente de rangos inferiores y un trato indiferente con sus subordinados.

  • Dictador (a): Esta clasificación incluye algunos gerentes, pero principalmente se muestra en las jefaturas de área. En este caso el individuo siempre esta dispuesto a reafirmar su posición, volviéndose recurrentes frases como “yo soy el jefe, yo decido” o “¿tu sabes con quien estas hablando?”.

  • Egocéntrico (a): Este personaje está inmerso en su individualismo. En el debate de alguna problemática puede manifestarse en desacuerdo, y al momento de expresar su opinión, escuchamos lo mismo que han dicho otras personas, pero con otras palabras, contradiciéndose respecto de su divergencia inicial, lo que nunca reconocerá.

  • Perfecto (a): Aquí nos encontramos con personajes infalibles, puedes preguntarles el pronóstico del tiempo y quizá te responda que tendremos un día soleado completamente despejado, repentinamente se nubla y cae una lluvia torrencial, mientras impávidamente te dice, “viste, te dije que llovería”.

  • Chupamedias o lameculos: Estos son en extremo divertidos, ya que en el ejercicio diario de lamer culos, pueden llegar ridículamente a besar tu trasero si les haces creer que tú eres más importante que ellos. Son fáciles de detectar, ya que siempre están atentos a cualquiera que tenga rango superior a ellos, pueden quejarse, pero solo con rangos iguales o inferiores, nunca con la jefatura.

  • Cahuineros o chismosos (as): Sociabilizan rápidamente, generan las confianzas necesarias para establecer una conversación, se pueden detectar por las frases “no sabí na” o “supiste la última”.

  • Los padrinos mágicos: Estos son muy especiales, cada vez que necesitan algo o tienen alguna emergencia te invitan a ingresar a un mundo de fantasía, puedes llegar a pensar que trabajas en Disney World. Esta gente puede ser detectada por el uso recurrente de frases como “lo quiero para ayer” o “no se como lo harán, pero lo necesito ahora” e intentan tapar el sol con un dedo.

  • Infantes: En esta categoría ingresan la o el típico especialista en berrinches. Estas personas quizá crecieron logrando la atención de sus padres con una pataleta, chillando y llorando por la última novedad en la juguetería. No resisten la crítica y pretenden ser tratados como niños. La mayor parte de los casos lo he observado en personas en un rango etario entre los 41 y 57 años, aunque cuando lo ves en trabajadores mas jóvenes es un completo escándalo. Las frases típicas pueden ser “yo no estoy para esto”, “haga como que esta conversación nunca sucedió”, “no tengo porque escucharte” .

  • Trabajólicos (as): Esta clasificación la deje para el final, ya que mientras el resto esta desconcentrando atendiendo sus miserias, alguien debe hacer la pega, tomando protagonismo esta categoría. En ocasiones pueden cometer errores porque siguen adelante en los proyectos sin consultar a sus compañeros, imaginarán porque. Pueden ser detectados por estar siempre en búsqueda de una respuesta. 

Es muy probable que falten algunas clasificaciones, pues la sociedad se ve reflejada en nuestros grupos de trabajo y posiblemente deambulen por ahí algunas tribus urbanas del underground que ocasionalmente se dejan ver en las esquinas. Por otro lado, aunque menos probable es que sean demasiadas categorías.

Quizá se preguntan cual es la propuesta para enfrentar lo descrito, la respuesta definitivamente No esta en una receta, estándar o gurú,  pero podemos comenzar con la consistencia de nuestros actos,  la dignidad con la que enfrentamos cada día, el respeto por el trabajo de los demás y mirarnos como equipo. Complementario a lo anterior están las circunstancias, el tipo de organización y el entorno, donde como sociedad debemos restaurar las confianzas perdidas, los ciudadanos deben encontrar seguridad y sentir que pertenecen a un proyecto que busca mejorar su calidad de vida en equidad.

Nuestro rol va mas allá del lugar en que trabajamos, si queremos lograr eficiencia y productividad, debemos contar con una visión global.


Franco Contreras
15/12/2015

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