martes, 9 de julio de 2013

El futuro en un calcetín





Desde tiempos ancestrales pueblos aborígenes como diaguitas y atacameños han trabajado el cobre, incluso siendo precursores en la explotación de Chuquicamata, la gran división de Codelco.

Durante el siglo XVIII comienza la explotación moderna de este metal y con la independencia, la producción se expande para convertir a Chile en el mayor productor y exportador mundial, condición que a finales del siglo XIX cambia y la producción nacional debe enfrentar una de las crisis mas importantes en su historia, levantando cabeza solo a comienzos de siglo XX, en que los procesos sociales no estuvieron al margen, alcanzando su máxima expresión con la nacionalización iniciada durante el gobierno de Salvador Allende un 11 de julio de 1971. Sin duda un paso estratégico que algunos no quieren reconocer, pero indefectiblemente certero, ya que el cobre con un extraordinario peso histórico se había convertido en uno de los minerales que modelarían el destino de la humanidad, desde la simpleza diaguita hasta la complejidad de un circuito, consolidando a Chile como la naturalmente flanqueada república que dignamente hoy expresa la consigna “renacionalización”.