domingo, 10 de septiembre de 2023

50 años y el campesinado

Imagen, elaboración propia 

 Hace 50 años campesinos eran asesinados en Lonquén, transformándose en un caso emblemático de las violaciones a los derechos humanos cometidos por la dictadura en Chile. El hallazgo de las osamentas de 15 personas en los “Hornos de Lonquén” en 1978 confirmaban lo que estaba sucediendo a miles de detenidos desaparecidos.


“Sabíamos que no eran nuestros compañeros los que allí estaban. Sabíamos que no eran nuestros camaradas los que allí estaban, pero sabíamos que eran nuestros hermanos” (Lonquén” - Sol y Lluvia). Esta introducción, nos recuerda que casi todos los campesinos allí masacrados no tenían militancia política. Décadas antes, en una de las masacres más grandes de la historia de Chile, ya habían sido asesinados cientos en Ranquil.


El mundo campesino y la ruralidad siempre han estado presentes, es amor por su entorno, lo que fluye por sus venas. Los arrieros contribuyeron en los albores de la república con ejército Libertador, en el siglo XX con el desarrollo de la gran minería del cobre, para dar forma al “sueldo de Chile” y hoy son llamados junto a sus machos y mulas, para limpiar los faldeos contaminados con relave en Chacabuco, el mismo lugar de la épica batalla por la independencia. Pero el estado de Chile ha devuelto balas, golpes y ahora último desidia de autoridades, ante la extinción de las comunidades campesinas, perpetradas por un fisco insaciable y sus instituciones que despilfarran a costillas del territorio y sus habitantes.