viernes, 30 de diciembre de 2011

Funeral para un Año Nuevo

Fin de año, se desata una avalancha  de saludos y buenos deseos, algunos sinceros, otros no tanto, abrazos a  gente que quizá ni siquiera conoces, gestos de empatía y buena onda. En el trabajo esculpimos una sonrisa y nos entregamos a la tradición del amigo secreto, envolviéndonos en un juego de sorpresas al ritmo de un…. ¡que lo abra! ¡que lo abra!...y una vez abierto (Aplausos). ¿Aburrido? Decida usted.


La dinámica anterior acompaña una vez al año a la mayoría de los obreros de oficina que diariamente ven su vida pasar frente a la pantalla y me pregunto - ¿Es esto lo que quiero?- . La respuesta es NO, considerando además que cada año tienes el derecho irrenunciable a envejecer, muchos dicen que lo importante es ser joven de espíritu, lo cual funciona muy bien para animarte a enfrentar tu inevitable deterioro físico, la verdad no entiendo para que vengo al mundo si luego debo dejarlo, no quiero ser consiente de este en forma de polvo ni recorrer el sistema digestivo de un gusano, y para colmo cumpliré 30, un mes atrás pensaba que tenia 28 y anoche me entere que mi madre celebro mis cumpleaños cada 5 años hasta los 15, la mayoría de edad la alcance silenciosamente con una cerveza y dos amigos, y los 25 con las veinticinco horas de amor y paz en el campo, lugar que me encanta, rodeado de familiares, amigos y nuestras arraigadas tradiciones de alcoholismo desenfrenado que desborda la caña (vaso vinero = resaca) y envenena la razón de cualquier chileno.

Como nací en vacaciones nunca me cantaron el feliz cumpleaños en la sala de clases, así con este desarraigo de tradiciones cumpleañeras y en forma solitaria, pero con la firme determinación de saber que significa esta palabra tome la bicicleta emulando la libertad cordillerana de Colo-Colo mi caballo y pedalee en La Patagonia durante un mes sin descanso, comenzando en Chaiten donde una muy buena amiga vivía antes de la erupción del volcán, me encantaba esa pequeña ciudad, años antes con otros amigos (as) descubrí lugares prehistóricos, descubrí mi capacidad para caminar muchísimo bajo la lluvia y en la oscuridad del bosque, descubrí la telepatía, conocí un sudafricano blanco y plante un alerce, sabían que estos arboles pueden vivir hasta 3000 años, es decir existe la probabilidad de que 3000 años después de que lo plantara el siga incólume sobre esta tierra – Increíble -. 

Buscando respuestas pude entender que podía lesionar mi rodilla y el cálido dolor inhabilitarme para seguir avanzando, sucedió en la cima de la cuesta Queulat estaba nublado, yo en shorts y mojado por el sudor, a mi derecha un pequeño glaciar o acumulación de nieve que parecía crecer, la lluvia me alcanzaba y entumía mis dedos, pero no estaba solo, 2 km adelante dos extraños gringos avanzaban en la ruta, fueron muy buenos compañeros de viaje, pues no tenían la necesidad de conversar. Pedalear rápido o lento facilita la comunicación.

Este año que termina, según el calendario que nos rige,  ha sido el de los movimientos sociales, el de la indignación máxima frente al abuso y lo absurdo de la manera en que se han hecho las cosas, nos hemos dado cuenta de que existen mas posibilidades de las que nos impusieron y que somos perfectamente capaces de mejorar lo que existe y construir una sociedad mas justa.

Ha sido un año de cambios, la argentina me abraza y con mi padre ya no intentaremos lacear a Colo-Colo e ir por mi madre y hermanas en busca de ayuda pues este salvaje se encabrito otra vez y quien no lo haría si anduviste tres meses pastando libre en las montañas, claro que opondrías resistencia ante la esclavitud y así lo demostraban las chispas que sacaba con pedazos de herradura sobre las piedras. Ha sido el año de despedir a un compañero inigualable, libre, tozudo, leal y rebelde, extrañare nuestras conversaciones Colo-colo cordillerano, protagonista de aventuras de arriero e historias de justicia y lucha sindical, con su fuerza se impuso sobre frías y empinadas montañas cargando en su lomo durante 20 años con varios campesinos de Ahumada, los mismos que te dieron sepultura después que bebiste tu ultimo sorbo de agua de la mas pura vertiente y nosotros bebimos las mas pura agua ardiente.

Donde nació quedo para siempre al resguardo de las chilcas y envuelto en el espeso aroma del arrayán.


No quiero saber la hora, el día ni el año, simplemente vivir sobre esta tierra que Sin fronteras quiero, sin alambres, ni cercas, tampoco obediencia al sistema corrompido por la ambición. Cuando pienso en el próximo cumpleaños, pienso en un funeral donde los amigos hagan su discurso y traigan gladiolos para enterrar todas las ataduras y pequeñeces que no nos dejan avanzar para alcanzar algo mejor, algo sublime aunque sea un poco mas viejo.


Franco Contreras

Dibujo: Bettiana Castro ( bettianacastrodottori.blogspot.com ) 

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