lunes, 23 de enero de 2012

Enfermo Terminal

Verano, Santiago, hora peak, centenares de cuerpos en un espacio reducido, al igual que yo en busca de un ticket con dirección costa –Valparaíso- sudorosos abriéndose paso en la muchedumbre, arrastrando bolsos y desplazándose de manera inverosímil con una clara expresión de desagrado, una vez conseguido la imagen me recuerda los círculos de Dantte en su maldita comedia, miras el boleto y descubres que debes esperar en el infierno sin rumbo conocido, ¿Qué hare en ese tiempo? ¿Que he hecho para recibir semejante castigo?. En los parlantes una voz demoniaca te recuerda que hay otros antes que tu y debes esperar, pareciera regocijarse “$ulman Valparaíso 20:00 hrs inicie sus servicios”, mientras tanto los desgraciados patéticos hacemos la espontanea fila de los que tienen la esperanza de que alguien no llegue y tomar su lugar en el bus, pero no avanzamos, surgen filas desde todos los ángulos posibles y la desesperación inunda todo con la viveza del chileno que se cambia según su conveniencia, pero la justicia callejera no perdona y comienza el hostigamiento verbal cercano a un linchamiento sicológico, señora respete!!!, gritos, voces y silbidos levantan en llanto el bebe a mi lado -Suspiro- y sigo esperando. 

“¿Cuidas mi espacio para comprar una bebida?”. Así pasa el tiempo, la fila avanza y todos esperamos ansiosos que el auxiliar te mire, extienda su mano y corte tu boleto, faltan 5 y es mi turno 4, 3, 2, 2 ,2 y suavemente veo recular el rectángulo rodante perfilándose hacia la salida sin mi cuerpo en su interior -pienso- es sencillamente horrible que tu vida la envuelva una dinámica desquiciante. Regreso a mi desgraciada realidad, la gente se entusiasma, falta tan poco, mientras, reviso mis bolsillos esperando que no hayan sido victima del lanza que busca fortuna con el santiaguino semanal, población flotante en la metrópoli. Nuestra huella de carbono es impresionante y la huella que dejamos en nuestras familias inexistente, ya que No estamos con las personas que queremos y en los lugares que disfrutamos, “Despierta, la fila corre” 2, 1,  llego mi turno, 21:50 hrs, gane 10 minutos y ya estoy en movimiento, me relajo  de manera gradual por cada escalón y cada paso al avanzar por el pasillo, alcanzo el nirvana al ver un asiento libre al lado de la ventana, dejo caer mi frágil humanidad sobre el cómodo sillón, abrocho el cinturón, una señora lee tranquila, saco la almohada viajera, cierro los ojos y me dispongo a dormir con el deseo de despertar en Valparaíso y ver a mi che preciosa en el anden.

Un inusual movimiento me despierta, es una frenada repentina y la espera continua pues ahora es el turno del taco.

Franco Contreras
Habitante

Oleo sobre papel: Bettiana Castro ( http://bettianacastrodottori.blogspot.com/ ) 

2 comentarios:

  1. Parece que este cuento fue escrito por un enfermo terminal.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. aha!!!! estimado anónimo esta usted en lo cierto, efectivamente fue escrito por un enfermo terminal jejeje. Saludos Franco Contreras

      Eliminar