
El día
26 de marzo del 2012 en la comunidad agrícola de Campos de Ahumada sucede un
acontecimiento inédito en su historia reciente, un incendio que abarco 6,10 has
en el lugar conocido como las “Minas de Tierra” en el “Cajón del Arpa” a una
altura de 1500 m según información entregada por la Corporación Nacional
Forestal (
CONAF). La columna de humo que algunos arrieros vieron a lo lejos, correspondía
al fuego que injería la flora a su paso. Nadie tiene certeza de cómo comenzó,
si fue natural o provocado, por descuido o mala intención, no obstante acuden
al sector bomberos de San Esteban, Brigada Forestal Conaf, el
SAG y comuneros
que sin dar tregua a las llamas logran extinguír el fuego al finalizar el día, generando
una experiencia de trabajo en quipo enriquecedora que nos permite mirarnos
nuevamente a los ojos, conversar y estrechar los lazos en nuestra comunidad.

Algunos días después visito el lugar del siniestro verificando lo que fue devorado por el fuego, en un sector que antiguamente fue un campamento minero (Las Minas de Tierra lo llaman los lugareños) y observo como hoy la vega luce nuevos brotes que acompañan el nacimiento de pequeños arroyos, afluentes que surgen naturalmente entregando el agua al pequeño y prístino rio que esculpe la montaña como tratando de liberarse del encajonamiento del arpa y entregando bondadosamente el vital elemento a la comunidad.

A
poco andar sobre la devastación de esta quemadura, herida humeante sobre
nuestra tierra, descubro otras provenientes del pasado que sin el follaje del
monte y como viajeras en el tiempo se materializan ante mis ojos, heridas que sin
cicatrizar gritan al viento un dolor que no ha sido calmado horrorizando el
cielo inerme sobre este escenario mientras
la luz se pierde en la oscuridad de antiguos piques, faenas mineras abandonadas
que hoy permanecen como monumentos de una actividad que no considero el
bienestar de sus hijos y nuevos habitantes, solo buscando el beneficio económico
de quienes la explotaron dejando como legado agujeros en nuestros campos que
hoy representan un peligro para todo aquel que transite por el lugar.

Al continuar mi recorrido asoma frente a mi
atónita mirada un nuevo hito minero que solapadamente contemplaba campesinos,
turistas, flora y fauna, “de punta en blanco” lleva traicioneramente sentencia
con pena de muerte al lugar que sin conocer la fatídica intención lo cubría con
colores de retamo en el monte. Fechado con el 30 de abril del 2009 por la
minera
Xstrata Norte marca nuestra tierra, amenaza la vida silvestre y cotidiana de la comunidad al estar ubicado donde nace el principal rio del sector, violando nuestros derechos como propietarios, comuneros
y ciudadanos.
No
queda Chile para los chilenos!!!!!!!………
Epitafio para una República.
Franco
Contreras
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