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Fotos propiedad de Andes Country |
El titulo de esta columna cita
una explicito mensaje que da la bienvenida en los muros de Valparaíso a los
corredores del Dakar, reflejo de una realidad opacada por el gran despliegue de
recursos que implica un evento de estas características.
Es interesante que una carrera que
lleva el nombre de una ciudad africana y que entrega un trofeo reflejo de un
pueblo nómade de ese continente, se desarrolle en América del Sur. Las
constantes críticas a su realización por el daño a lugares arqueológicos y
medio ambiente (Consejo de Monumentos Nacionales),
pasan a segundo plano, concentrando la atención de los medios en las mismas
fotos de siempre. Una competencia sin propósito aparente y una necesidad de
aventura desfigurada por la fantasía publicitaria. Quizá en el futuro
recordaremos el apellido de un campeón, pero poco de nuestra historia,
condenados a la ambigüedad de una nación sin identidad que se aferra al
subdesarrollo.