Fotos propiedad de Andes Country |
El titulo de esta columna cita
una explicito mensaje que da la bienvenida en los muros de Valparaíso a los
corredores del Dakar, reflejo de una realidad opacada por el gran despliegue de
recursos que implica un evento de estas características.
Es interesante que una carrera que
lleva el nombre de una ciudad africana y que entrega un trofeo reflejo de un
pueblo nómade de ese continente, se desarrolle en América del Sur. Las
constantes críticas a su realización por el daño a lugares arqueológicos y
medio ambiente (Consejo de Monumentos Nacionales),
pasan a segundo plano, concentrando la atención de los medios en las mismas
fotos de siempre. Una competencia sin propósito aparente y una necesidad de
aventura desfigurada por la fantasía publicitaria. Quizá en el futuro
recordaremos el apellido de un campeón, pero poco de nuestra historia,
condenados a la ambigüedad de una nación sin identidad que se aferra al
subdesarrollo.
¿Que nos queda?
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Quizá queda más de lo que la
miopía me permite advertir, pero en este contexto creo que queda el rostro
feliz del chileno ganador que se multiplica a lo largo del país y el incentivo para comprar un todo terreno, aunque sea para estar en un
taco en hora punta.
Cuando
tienes la oportunidad de conversar con un aficionado a este “deporte” y mostrar que la huella de su vehículo
causa erosión, desvía pequeños cursos de agua que abastecen comunidades y dañan
el medio ambiente, percibes aquella incrédula mirada, reflejo de una ignorancia
que no necesita grado académico para ser superada, sino que bajarse del
vehículo, sacarse el casco y caminar. Claramente podemos convivir con los
tuerca, pero en el marco del respeto mutuo.
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Dejando atrás la polvareda, vuelvo
a la frase inicial rescatada de los muros porteños, reflejo del “entusiasmo”
con que fue recibida la caravana, que tras divertirse ingresa a la ciudad como
un victorioso ejercito romano, dejando en la ciudad un cuestionable “mural” en
el sector de plaza Anibal Pinto, que quizá dista del concepto que define este
tipo de expresiones artísticas, pero aunque sea subjetivo, definitivamente no
es muy digno de la ubicación, ni tampoco creo que signifique un aporte al imaginario porteño.
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Franco Contreras
19/01/2014
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