Imagen gentileza de Betts Castro |
Algunas secuelas nos deja el mes de Septiembre,
con acontecimientos fatídicos y paradójicamente también celebraciones.
En las redes sociales observamos
tantos cadáveres de corderos empalados y parrillas atestadas de carne que decidimos salir y asesinar por encargo, nuestra comida.
Un sabroso costillar junto a una
garrafa nos conducen a la más despiadada de las borracheras, primero las “Pilsen” luego el buen vino; la conversación empieza a animarse, más tarde
aparecen los amigos del ron y la piscola, las risas se transforman en
risotadas y de éstas a las infaltables
rancheras que a viva voz proclaman lo hermoso
que es compartir con la gente querida…
_ ¿y
vo que trajiste?
la ensalada
_ pffffff,
yo traje el pernil del chancho, lo vierai cojo en el corral ahora
¿tay sacando en cara?
Encima de la mesa con patadas y combos
termina el cariño, respirando el polvo levantado por la rencilla limpiamos las
heridas con el más fino de los licores. La mirada se concentra en el cantinero
exigiendo un trago, este bajo amenaza de golpes y sillas por la cabeza accede
al requerimiento balbuceando; "esto
es todo lo que tengo", de ésta manera un miserable cartón de vino
añejo, nos muestra el incipiente sol matinal. Rasguños y moretones faciales
serian la antesala de fuertes dolores de mollera y el visceral llamando a
guajardo.
"Cantinero otra copa no sirve"!!!!!
Con el pasar de los días cambiarán
personajes y discusiones, la nieve sorprenderá a más de alguno sin calzoncillos
largos, caballos ensillados sin jinete y camisas sin botones descansarán hasta
que los acordes típicos inviten nuevamente a dar la siguiente “patita”.
Franco Contreras
01/10/2013
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