En el contexto de las elecciones presidenciales subo a la micro, luego
de un par de cuadras sus neumáticos se detienen, el sol ingresa violentamente
por la ventana y entre los pasajeros un hombre sube las escaleras con dificultad,
cuando creo que termina de pagar su pasaje, lo escucho balbucear algunas
palabras que solo pude comprender al unir la imagen de bolsitas con dulces en
su mano levantada, su boca con una notaria desviación hacia la derecha y su
cabeza inclinada en constante movimiento hacia arriba y abajo, que decía “toffee a 100”.
Casi todos compramos, pero muchos no tenían intención de comer
dulces… aun conservo los míos.
¿Por qué este país no entrega dignidad a sus habitantes?
¿Por qué debemos sentir culpa?
Chile debe recuperar la dignidad arrebatada, por esta razón es que
debemos dejar el individualismo y acercarnos a votar, dejar el irrisorio
pensamiento de que no afecta nuestro diario vivir, pues de esa manera solo
seguiremos observando lastimosamente al desafortunado subiendo a vender
golosinas en la micro, tampoco lograremos escapar subiendo el vidrio del
automóvil, cuando en el semáforo la desigualdad y la pobreza nos ofrezcan
limpiar el parabrisas, ni la frustrada mirada del abuelo, al ver su jubilación,
que se perpetuara como nuestro último recuerdo y la indignación nos envolverá
en una vorágine de improperios cuando en la atención de urgencia debas firmar
el pagare antes de atenderte.
Aquellos que hoy viven un poco mejor, criados en la austeridad y la carencia no deben olvidar que la generación a la que pertenecieron nuestros padres, también tuvo que sacrificarse. El postmodernismo, materialista y hedonista desbordante de sonrisas en anuncios publicitarios refleja la ilusión de una falsa felicidad, de bienes pasajeros que esta más cerca del endeudamiento que de cualquier otra cosa.
Nuevamente el noticiero explotara la culpa cuando nos muestre como
el fuego devora las casitas prefabricadas y la pobreza de un Chile que solo sirve
para dar pena. Luego comenzaran insípidas cruzadas de donaciones. A nuestra
sociedad la consume el consumo y los miles de click liberadores de conciencia solo
complementan el show televisivo de una solidaridad discapacitada, deja esa
banal emoción y levántate a votar, pero no por los mismos que hemos visto
consolidando la desigualdad, prometiendo la ambigüedad, mintiendo y
confeccionando chivos expiatorios para todo ……….ese cuento ya lo escribió George Orwell en
su “Rebelión en la Granja” en 1945,
una idea noble instalada, el logro de los objetivos fundacionales para que
luego la violencia aterrorizadora obtenga hegemonía por sobre las voluntad del
pueblo y convierta a la mentira en soberana, institucionalizando el abuso,
fomentando la ignorancia y propagando el terror, para poder afirmar que “Todos los animales son iguales, pero
algunos so mas iguales que otros” una gran falacia que esta en nosotros
cambiar.
Nuestro deber es acercarnos a votar por una alternativa diferente
orientada a recuperar nuestros derechos y que hoy esta representada por el
Movimiento Todos a la Moneda y su candidato Marcel Claude.
Franco Contreras
15/11/2013
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