Foto elaboración propia (Argentina, Centro Cultural Kirchner, 2015) Instalación Cine |
En primera instancia, es bueno aclarar
que la afirmación del titulo no es taxativa, por lo que están invitados a
visitar mi perfil en Linkedin.
Usualmente, la experiencia ubicada en la
base de la estructura piramidal clásica de una compañía, no es valorizada
apropiadamente por los niveles jerárquicos superiores, generando una perdida de
capital intelectual que impide la detección de oportunidades de mejora en las actividades
que conforman la cadena de valor.
La observación de este fenómeno en
algunas organizaciones me lleva a pensar que el origen de la información que
alimenta los procesos se ve obstruido. Parte de la solución esta en que los
trabajadores puedan desarrollarse en la organización, pero no es suficiente, ya
que el ego y los temores comienzan a tomar posiciones entre ellos con facilidad.
Una baja rotación de personas puede implicar una buena administración de
personal, pero si reducimos nuestra gestión a un indicador aislado, podríamos
no visualizar estructuras informales de poder inicuas, propendiendo al
feudalismo y la incubación de cajas negras que con el tiempo forjaran una
relación de dependencia, convirtiendo la empresa y sus trabajadores en
prisioneros unos de otros.
Lo anterior transforma la trayectoria
laboral en una historia de supervivencia, y el “know how” en la “búsqueda del
arca perdida” de Indiana Jones, impidiendo
la innovación y desarrollo, lo que finalmente puede traducirse en estancamiento
y frustración que propiciara un ambiente que acentúe ciertas características en
la personalidad de los empleados, modelando personajes entre los que se
destacan los siguientes:
- Dioses
(as): Circunscritos al directorio, pero también pueden incluir al gerente
general, comercial y finanzas. Estos tienen una resistencia inaudita a la
crítica proveniente de rangos inferiores y un trato indiferente con sus
subordinados.
- Dictador
(a): Esta clasificación incluye algunos gerentes, pero principalmente se
muestra en las jefaturas de área. En este caso el individuo siempre esta dispuesto
a reafirmar su posición, volviéndose recurrentes frases como “yo soy el jefe, yo decido” o “¿tu sabes con quien estas hablando?”.
- Egocéntrico
(a): Este personaje está inmerso en su individualismo. En el debate de
alguna problemática puede manifestarse en desacuerdo, y al momento de expresar
su opinión, escuchamos lo mismo que han dicho otras personas, pero con
otras palabras, contradiciéndose respecto de su divergencia inicial, lo
que nunca reconocerá.
- Perfecto
(a): Aquí nos encontramos con personajes infalibles, puedes preguntarles
el pronóstico del tiempo y quizá te responda que tendremos un día soleado completamente
despejado, repentinamente se nubla y cae una lluvia torrencial, mientras
impávidamente te dice, “viste, te
dije que llovería”.
- Chupamedias
o lameculos: Estos son en extremo divertidos, ya que en el ejercicio
diario de lamer culos, pueden llegar ridículamente a besar tu trasero si
les haces creer que tú eres más importante que ellos. Son fáciles de
detectar, ya que siempre están atentos a cualquiera que tenga rango
superior a ellos, pueden quejarse, pero solo con rangos iguales o
inferiores, nunca con la jefatura.
- Cahuineros
o chismosos (as): Sociabilizan rápidamente, generan las confianzas
necesarias para establecer una conversación, se pueden detectar por las
frases “no sabí na” o “supiste la última”.
- Los padrinos
mágicos: Estos son muy especiales, cada vez que necesitan algo o tienen
alguna emergencia te invitan a ingresar a un mundo de fantasía, puedes
llegar a pensar que trabajas en Disney World. Esta gente puede ser
detectada por el uso recurrente de frases como “lo quiero para ayer” o “no
se como lo harán, pero lo necesito ahora” e intentan tapar el sol con
un dedo.
- Infantes:
En esta categoría ingresan la o el típico especialista en berrinches. Estas
personas quizá crecieron logrando la atención de sus padres con una
pataleta, chillando y llorando por la última novedad en la juguetería. No
resisten la crítica y pretenden ser tratados como niños. La mayor parte de
los casos lo he observado en personas en un rango etario entre los 41 y 57
años, aunque cuando lo ves en trabajadores mas jóvenes es un completo escándalo.
Las frases típicas pueden ser “yo no
estoy para esto”, “haga como que esta conversación nunca sucedió”, “no
tengo porque escucharte” .
- Trabajólicos
(as): Esta clasificación la deje para el final, ya que mientras el resto
esta desconcentrando atendiendo sus miserias, alguien debe hacer la pega,
tomando protagonismo esta categoría. En ocasiones pueden cometer errores porque
siguen adelante en los proyectos sin consultar a sus compañeros,
imaginarán porque. Pueden ser detectados por estar siempre en búsqueda de
una respuesta.
Es muy probable que falten algunas
clasificaciones, pues la sociedad se ve reflejada en nuestros grupos de trabajo
y posiblemente deambulen por ahí algunas tribus urbanas del underground que
ocasionalmente se dejan ver en las esquinas. Por otro lado, aunque menos
probable es que sean demasiadas categorías.
Quizá se preguntan cual es la propuesta
para enfrentar lo descrito, la respuesta definitivamente No esta en una receta,
estándar o gurú, pero podemos comenzar con
la consistencia de nuestros actos, la
dignidad con la que enfrentamos cada día, el respeto por el trabajo de los demás
y mirarnos como equipo. Complementario a lo anterior están las circunstancias,
el tipo de organización y el entorno, donde como sociedad debemos restaurar las
confianzas perdidas, los ciudadanos deben encontrar seguridad y sentir que
pertenecen a un proyecto que busca mejorar su calidad de vida en equidad.
Nuestro rol va mas allá del lugar en que
trabajamos, si queremos lograr eficiencia y productividad, debemos contar con
una visión global.
Franco Contreras
15/12/2015
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