miércoles, 11 de noviembre de 2020

Format C:

Imagen, elaboración propia
Los cambios de época vienen acompañados de algunas señales que nos indican que existe un proceso superior a lo que percibimos como normalidad. Hoy como sociedad, independiente de nuestros deseos, necesitamos formatear el disco duro.

 

Está muy claro que ya no podemos seguir evaluando todo en función del mercado, hace más de un década, me veía envuelto en conversaciones que giraban entorno al producto interno verde, gravámenes a capitales golondrina, energías renovables no convencionales, el reemplazo de la mano de obra por máquinas, bitcoin, grafeno etc, pero es increíblemente difícil pasar a la práctica, especialmente si como sociedad seguimos embarcados en un galeón español con colores desteñidos del siglo XX.


Estamos atrasados y muchos lo saben, nos pasamos el día pretendiendo que todo funciona como hace 20 años, y quizás eso es en parte una de las explicaciones de por qué se erigen algunos liderazgos totalmente fuera de contexto y tiempo. Necesitamos observar nuestra evolución como sociedad y a nosotros mismos como seres humanos, muchos se aventuran a proponer una visión de mundo después de la pandemia, pero aunque es correcto hacerlo, cabe señalar que nuestra realidad viene experimentando una serie de sucesos o cambios paradigmáticos, desde hace mucho tiempo y que hemos decidido ignorar, entre ellos lo más evidente es la desidia respecto del cambio climático y la deuda mundial.

 

Es improcedente continuar un camino sin tener conciencia de la nueva era en la que damos nuestros primeros pasos, quizás algunos piensen que se trata de caos y oscurantismo, pero aunque parezca serlo, desde mi perspectiva, creo que estamos frente a la oportunidad de un renacimiento, en que las mujeres cumplirán un rol fundamental en el diseño de este nuevo mundo,  una realidad de máquinas, pero no desde la percepción metálica  de sus partes, sino desde su integración en todos los ámbitos de nuestra vida, debemos pensar nuestra humanidad en un entorno que no puede ser contenido por la reglas del siglo XX, debemos hacer al ser humano, más humano, en todos los ámbitos, especialmente en la familia y redefinir el trabajo, ya no solo en función de la sobrevivencia, sino también de lo que significa o contribuye mi trabajo para el planeta, una cadena de valor consciente, medida en términos de sustentabilidad y bienestar universal.

 

 

Franco Contreras

11/11/2020

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