miércoles, 10 de noviembre de 2021

AconcAgua

Imagen, elaboración propia
Hace más de una década escribí la columna “Trucos y confesiones del agua”, tratando de mostrar la falta de conciencia respecto del origen del recurso que mágicamente emerge del grifo, además de la casi total dependencia del río Aconcagua sin que podamos observar medidas de contigencia disruptivas, lo que refleja la desidia de nuestra sociedad y sus autoridades, considerando que el protocolo de Kyoto puso en marcha la Convención marco de las Naciones Unidas sobre el cambio Climatico en 1997. 

 

Experimentamos una época compleja desde la perspectiva de la disponibilidad de los recursos naturales, debido en gran parte al sistema neoliberal y su característica desregulación de la economía; sus consecuencias en relación a los cambios de conductas que ésto generara en la población, incentivando el consumismo, individualismo y hedonismo, realidad que hoy se estaría enfrentando a atisbos de desglobalizacion y el corte de cadenas de suministro a nivel internacional, además del desequilibrio e inequidades que existen en nuestros sistemas de asignación de recursos y/o acceso a oportunidades, servicios básicos y bienes, pero la escases hídrica producto del cambio climático presenta un desafío descomunal, que nos obligara a cambiar nuestra forma de vida en todos los aspectos imaginables.

 

En relación a la sequía, es nuestro deber ciudadano cuidar el recurso, pero no solo en la cotidiana reparación de goteras, cantidad de duchas y consumo personal, sino también debemos procurar utilizar las instancias de participación que nos permitan exponer nuestras ideas, ya que no todas la soluciones están en la autoridad. En la Agrupación Ecológica de la Comunidad agrícola de Campos de Ahumada hemos entregado nuestra propuesta a la convencion constitucional, para contribuir a una mejor administración del recurso hídrico y la consagración del derecho al agua de acuerdo a su definición internacional, procurando que ésta vuelva a estar unida a la tierra, atendiendo particularidades geográficas y socioculturales, además de la protección y conservación del medio ambiente, propendiendo a la mantención de los ecosistemas en el entorno, ya que de éstos depende nuestra existencia y la vida en general.

 

Debemos trabajar unidos en todos frentes, quizás nuestras organizaciones no son perfectas y/o no nacieron en un escenario ideal, pero son las que tenemos y en este sentido quiero reconocer la labor de la Junta de Vigilancia de la Primera Seccion del Río Aconcagua que diligentemente alertó al valle con argumentos técnicos fundados en su larga experiencia. Desde mi perspectiva quizás el siguiente paso es abrir la llave de la creativdad y proponer soluciones que salgan del prefijo “mega”.

 

Franco Contreras 

09/11/2021

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