Imagen gentileza de Betts Castro |
Otros
han dejado su estampa, como el caso de Pascua Lama, detenido por no cumplir con
su RCA (Resolución de calificación ambiental), lo que significo un costo mayor
al estimado, despidos masivos y un desastre ambiental, que llevo a la autoridad
a clasificar su impacto como “daño
irreparable”. Por otro lado en el Valle de Aconcagua, Codelco trabaja para
llevar a cabo “Andina 244”, una
desmesurada expansión de la capacidad extractiva con una alta probabilidad de generar
externalidades que clasifiquen en la misma categoría de daño.
HidroAysén
se convierte en un acto de prevención, obligándonos a buscar otras formas de generación
de energía y una política de estado clara
en este ámbito y Pascua Lama nos cuenta una historia sobre hechos consumados
que entrega la “lección aprendida” a
la hora de prevenir un bochornoso desastre en Andina.
Se
habla de minería sustentable como promesa de fabula, repitiéndolo tantas veces como
sea necesario para convertirlo en realidad como hizo Dorothy, pero
lamentablemente no vivimos en las tierras del mago de Oz.
Quizá
algunos ejecutivos y políticos intuyen cuando un proyecto “nace muerto” o “huele a gladiolo”, pero de todas maneras visten de medico
y tratan de reanimarlo, algunos lo logran, pero solo cuando ha pasado poco
tiempo entre la perdida de signos vitales y el inicio del masaje cardiaco. Cuando
han transcurrido varias horas es imposible resucitarlo y si lo logran será con
secuelas, mientras tanto algunos continúan golpeando infructuosamente el pecho
de estos al punto de casi atravesarlos, como le sucede al embalse “Puntilla del
viento”.
Si concentramos
los esfuerzos en generar valor a la sociedad y dejamos de despilfarrar recursos
tratando de resucitar algún “proyecto
zombie” quizá podríamos seguir soñando con “algún lugar mas allá del arcoíris”.
Franco
Contreras
22/06/2014
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