viernes, 10 de abril de 2020

Omnipotente; el ser humano de ayer y hoy

No tengo certeza de que a ustedes les haya sucedido lo mismo, pero normalmente he observado una tendencia a ser desautorizados por nuestros padres, por ejemplo frente a nuestros hijos, al contradecir una norma que hayamos tratado de implementar en virtud de su crianza, a través de una confrontación directa o un juego soterrado de transgresión; “pero como le dices eso al niño”, “pobrecito el niño”, “tome un chocolatito ahora que la mama no esta”.

En el contexto Covid-19 si conversaste el tema con tus viejos cuando surgió el virus en China y cometiste el error de plantear la posibilidad de que llegaría en el corto plazo a nuestro territorio, quizá te miraron con la tristeza de observar los embates del alzheimer en un ser querido, ó cuando ya se desato el contagio en Chile llamaste alertando, para que se quedaran en casa, se vacunaran y ojala verlos en Julio, te salieron con la pachotada, “no seas histérico”“de algo hay que morir”, “son puros inventos”, o la indolente frase “mañana después del banco paso a la feria”, quiere decir que comenzamos a coincidir en algunos aspectos.

En el nivel de superados se encuentran aquellos que con estado de catástrofe, toque de queda, cordones sanitarios, cuarentenas y uso obligatorio de mascarilla, los llamas y le preguntas ¿como están?, te responden que bien, pero justo cuando te esta respondiendo tu papa escuchas una bocina y preguntas ávidamente ¿papa, estas en la calle? A lo que responde dubitativo, “noohh” ó después de vacunarse para la influenza, le preguntas si fue con mascarilla y te responde certeramente que “Si”, luego hablas con tu mama y le dices que bueno que mi papa llevo mascarilla al vacunatorio, respondiendo ella,“sí, la llevo en la mano”, respiras profundo y cuentas hasta 10.

Así es la cosa, nuestros padres, los abuelos de hoy y si el virus lo permite, los bis-abuelos del mañana, sí, ellos, los “baby boomer”, los que llevaron la linealidad del sistema a sus vidas, que directa o indirectamente hipotecaron las nuestras, en términos medio ambientales y financieros. Los de la revolución industrial quedan “perdonados” en términos ambientales pues no sabían lo que hacían.

Nuestros viejos miraron un mundo sin restricciones, todo estaba permitido, conducir ebrio con niños a bordo y sin silla para guaguas, fumar por todas las generaciones futuras, lavar la vereda etc, una especie de conquistador español chascón y de jeans que embriagado de un mundo en que los conflictos de escala planetaria y pandemias se restringían a los libros de historia, definían su vida solo por su trabajo y cuanto ganaban, algo que mi generación intento replicar, pero sin éxito, ya que los edificios y condominios se multiplicaron tanto que aparentan ser guetos con piscina.

Nuestros padres contaron con un poder adquisitivo mayor, fueron mas ricos que nosotros aunque se tiende a pensar lo contrario, debido a la abundancia material que experimentamos hoy, pero lamentablemente para la depresiva y ambivalente generación “X” eso es solo un espejismo, ya que el crédito hipotecario que los vejetes sacaban a 10 o 20 años, nosotros lo sacamos a 30 con precios irracionales, el auto que  era al contado, nosotros lo compramos con crédito “inteligente”, con el “plus”de no aparecer en el boletín comercial, ¿pueden creer la estupidez de que un crédito sea inteligente?, con ese nombre tan burdo, evidentemente es el crédito mas idiota que podamos suscribir.

Al menos nosotros, inspirados por Pinky y Cerebro, intentamos conquistar el mundo, pero los “millennials” se conforman con un cargo de baja responsabilidad que les permita pagar el arriendo, internet y su dieta vegana, y así “trabajar para vivir”. Efectivamente trabajan para vivir en la precariedad, ya que nacieron derrotados por la burbuja inmobiliaria, inflación y el neoliberalismo en general, para gastarse sus poquitos ahorros en una pandemia que es un pandemonio.

Ojala podamos recapacitar en nuestro encierro y convertirnos en hombres y mujeres nuevos, un ser humano que encuentre su lugar como parte de la naturaleza y no sobre ella, para que el paisaje que vean nuestros hijos no sea herencia de “Skynet”.

Franco Contreras
10/04/2020

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