lunes, 8 de junio de 2020

Pasteur, tenemos rabia

Imagen, elaboración propia 
Esta vez la peste ha impedido al “poder” besar la mano del Santo Padre en público y apoyar su blasfemo lamento en el muro, debiendo replegarse en directorios de empresas y oficinas de gobierno, acurrucándose entre apellidos que se esfuerzan por parecer más importados que otros. Los santos enamorados de niños no pueden encontrar su “personal jesus, el lugar donde lo compraron quizás está maldito, las figuritas pagaron su espacio en la tienda de souvenir con dolor, y la línea de crédito que abrieron con sangre en la historia, esta sobregirada. 

Incertidumbre, hegemonía, estrategia, tópicos de una reunión entre empresarios, políticos y generales, a la hora de repartirse el mundo, mientras nosotros nos despedazamos unos a otros por la cuarentena, un bono y una caja de mercadería.

En la selva gana el más fuerte, pero las reglas no las ponen los humanos y algunos se resisten a esa idea, quieren volver a la normalidad que les acomodaba, flexibilizar, abrir las puertas de nuestras trincheras, subir la temperatura y ahogarnos en la fábrica para satisfacer la cadena trófica neoliberal. El discurso está lleno de eufemismos y el populismo se adueñó de las calles, tal como lo vimos en blanco y negro.   

El status quo está salpicado de sangre negra, mapuche, pobre e ignorante, tenemos rabia, todo socaba nuestra credibilidad, necesitamos la vacuna, el anticuerpo, la píldora roja de Neo, pero te sentimos  tan lejos como el movimiento anti-vacunas está de la supervivencia y el desarrollo, como la política y la religión de la verdad y tan cansados como los médicos y científicos, cuando repetitivamente el periodista les pregunta por el antídoto, sin considerar que con todo el desarrollo tecnológico del mundo a nuestra disposición, existen procesos que sencillamente son “random”. 

Franco Contreras
08/06/2020

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