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Foto elaboración propia |
La bonanza económica genera muchos beneficios para las comunidades
que gozan de estos, pero también trae consigo externalidades negativas,
especialmente si estas se dan en un contexto donde la cultura, artes y
educación no tienen la importancia o el estimulo necesario en una sociedad
competitiva, donde el éxito se mide en términos materiales y cada conversación
gira en torno al poder adquisitivo.
En esta oportunidad me referiré al fenómeno de los motoqueros que
practican la modalidad enduro en la provincia de Los Andes. En primer lugar, resulta
inverosímil la cantidad de motociclistas que invaden constantemente espacios
rurales, ecosistemas y comunidades. Creo que efectivamente asistieron a la
escuela o la universidad, pero con el antiparra manchado de barro y el casco
puesto, ya que de otra manera no se explica la acentuada ignorancia que rodea a
estos individuos, engalanada de trajes que parecen una reencarnación de los Troopers
de Star Wars, considerando que estos no son muy inteligentes y carecen de
identidad, palitroques que nunca se acaban, ya que el lado oscuro de la fuerza
sabe clonarlos, es mejor ser un Ewok. Piensan que pueden ir y venir por donde
les plazca sin un ápice de respeto, aparentemente
no saben leer, ya que frente a letreros que indican prohibido motocicletas o sitio
de resguardo ecológico, hacen caso omiso y de todas maneras montan en su
maquina y dan rienda suelta al salvajismo de sus actos en Laguna del Copín.