sábado, 9 de mayo de 2020

Venganza del ARN

Imagen, elaboración propia 
Desde el big bang y gracias a las millones de interacciones y procesos, las mezclas de un montón de gases, minerales y quien sabe que otras hierbas, hoy estamos parados sobre esta tierra.

Hace tiempo que nos apartamos de la receta del “caldo” de Richard Dawkins. Nos hemos autodenominado una especie superior, llegando a un nivel en el que todo lo que sucede en la naturaleza nos parece anecdótico y preferimos creer en conspiraciones más que en la capacidad natural del  resto de seres que habitan el planeta para sobrevivir, replicarse, mutar y emprender nuevas aventuras colonizadoras.

De esta manera nosotros nos hemos encargado de generar las condiciones para nuestra propia destrucción, que aunque parezca trillado, es una realidad que ya no salta a la vista, mas bien nos escupe en la cara, pero insistimos en creer discursos absurdos de bichos de laboratorio o cualquier otro tipo de arma de destrucción masiva que no se comprueba y termina esfumándose en el tiempo.

Paradójicamente, a menudo el origen de los rumores o acusaciones proviene de Estados Unidos (USA), país que en la práctica ha sido el responsable de arrojar 2 bombas atómicas sobre población civil, químicos como el agente naranja y mentido en reiteradas ocasiones a nivel internacional (Iran-Contra, invasión a Irak ,etc).

Ante la pandemia, algunos prefieren trivializar el problema y de manera indolente desafían al virus, ya que confían en su sistema inmune, el vino, el lugar donde viven o la tecnología para resolver problemas complejos. Claramente yo me inclino por esta ultima, pero siento que nos olvidamos de algo muy importante, a la naturaleza no le importa lo que creamos, tampoco nuestra tecnológica y mucho menos las conspiraciones.

Dawkins nos describe solo como máquinas para la supervivencia de moléculas de acido desoxirribonucleico (ADN), pero quizás hoy nos enfrentamos a un reclamo mayor del acido ribonucleico (ARN), que viene a recordarnos su rol principal en el surgimiento de organismos celulares y virus, utilizando estos últimos para decirnos que “aunque la mona se vista de seda mona se queda” y que no podemos andar por ahí ufanándonos de ser la especie dominante, ignorando donde reside el verdadero poder.

Nos considerarnos superiores y capaces de todo, quisiéramos ser eternos, pero hay algo superior a nosotros y eso no es algo, es el todo y quizá tampoco es eterno.

Franco Contreras
09/05/2020

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